Madre Coraje y el Ayuntamiento de Málaga apoyan con ‘rincones de aseo’ y ‘habitaciones cálidas’ a 41 familias peruanas

Madre Coraje, con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga, y de la mano de Cáritas Sicuani, comenzó en octubre en la comunidad de Tiruma, en la región peruana de Cusco, un proyecto mediante el cual 41 familias verán mejoradas sus viviendas para poder hacer frente a la temporada de frío extremo y para el cuidado de la salud. Con este proyecto, que finaliza en diciembre, se prevé que las 41 viviendas de estas familias cuenten con un rincón de aseo y asesoramiento domiciliario para desarrollar prácticas saludables. Además, 8 de estas viviendas contarán también con una habitación cálida para garantizar el confort térmico logrando reducir así las infecciones respiratorias agudas. 20 familias pondrán también plantar especies forestales nativas alrededor de sus viviendas logrando de esta forma “cercos vivos” que les protegen del frío extremo.

“Estas familias, que viven a 4.500 metros sobre el nivel del mar, se dedican a la producción de papa nativa y al pastoreo de alpacas, únicas actividades productivas adaptadas a las bajas temperaturas. El frío provoca además problemas de salud que se ven agravados por no poder ser atendidos ya que el puesto de salud más cercano se encuentra a más de una hora en coche o motocicleta”, explica Gloria Díaz, Responsable de Acción Humanitaria de Madre Coraje.

Por otra parte, este proyecto fomenta también el cultivo de pastos para la alimentación de animales en época de estiaje, la relación familiar con enfoque de género y los conocimientos de las autoridades comunales.

“Al finalizar este proyecto, las familias participan en un Concurso a la Vivienda más Saludable logrando así que la implicación de la Comunidad sea aún mayor”, concluye Díaz.

EN PRIMERA PERSONA

Verónica Quispe tiene 5 años y va al cole de su Comunidad, en Tiruma, en la región peruana de Cusco. A la hora del recreo se ha acercado a nosotros y a su profe y nos ha dado unas cuantas papas que ha sacado de su mochila. Le agradecimos muchísimo el gesto y mientras nos las comíamos nos hemos dado cuenta de que ella no comía nada.
– ¿Tú no comerás?
– No, lo que tenía se lo di a ustedes.
– Toma un poco de lo que nos compartiste y come. ¿Por qué nos lo has dado todo a nosotros y no sobraste para ti?
– Ustedes vienen de lejos y tienen hambre. Nosotros, los de la comunidad, estamos en nuestra tierra y tenemos que ayudar a las personas que vienen de lejos.

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