Adiós a Javier H. Ravelo, fundador de la ONG SICRA

Muere pionero de la lucha contra el cambio climático y la soberanía alimentaria en Huancavelica. Esto es lo que nos deja.

Cuando aún no éramos conscientes de que el Perú era uno de los países mas vulnerables a los impactos del cambio climático, ya existían héroes anónimos cuya vida habían decidido dedicar a defender y recuperar los ecosistemas mas frágiles del país andino. Uno de ellos fue Javier H. Ravelo Chávez, fundador de la ONG SICRA, un histórico compañero de luchas y sueños de Madre Coraje. El coronavirus nos los arrebató hace apenas unas horas. Con la impotencia de no despedirlo como se merece, no podemos sino recordar lo que ha llegado a ser para Huancavelica.

Por méritos propios, Javier se convirtió en uno de los hombres mas respetados por chopccas y anqaras. No existió una comunidad campesina y quechua hablante de esta zona que no conociera. Logró llegar donde el Estado no lo hace. Y qué bueno que fue así. Que una gran parte de Angaraes luzca con lagunas llenas de agua, arroyos sanos, ríos limpios y acuíferos abasteciendo de recursos hídricos a buena parte de la población, encuentran una explicación con la presencia de Javier.

Javier hizo las cosas a su manera, diferente, de forma creativa y pertinaz, Javier logró combinar exitosamente la ingeniería moderna con la mirada ancestral, conservacionista e intercultural del Ande, creando sistemas originales de captación, almacenamiento y distribución de agua. Luego los llevó a los rincones mas alejados con nuestra ayuda. De esa forma, hicimos que el agua fuera accesible en calidad y cantidad suficiente para cientos de familias. Y por esa misma lógica, esas personas hoy tienen un plato de comida nutritivo, variado, diario y proveniente de su propia cosecha. Por estas cosas, hoy podemos hablar de soberanía alimentaria dónde antes hablábamos de desnutrición crónica, podemos hablar de familias emprendedoras donde antes hablábamos de familias completamente dependientes del asistencialismo.

Madre Coraje y Javier siempre tuvieron algo en común: reciclaban gran parte de lo que se encontraban. Javier reaprovechaba todo: válvulas, filtros, depósitos, tuberías, en fin, mil y un componentes. Como si de un puzle se tratase, ensamblaba piezas, y con la mínima intervención de nuevos repuestos, daba lugar a renovados sistemas de abastecimiento de agua para riego que hoy por hoy, se encuentran a lo largo y ancho de Angaraes y dan cobertura a centenares de áreas agrícolas y ganaderas.

El agua que hoy cotiza en el mercado de futuras materias primas, la misma que desaparece de los glaciares tropicales, la que es causa de desplazamientos masivos de personas, en Angaraes es un bien común; común en el sentido de la abundancia, pero también del provecho colectivo, lo que constituye un privilegio que no se ve tan frecuentemente.

Tal fue el tesón de Javier, que yendo un pasó mas allá de las políticas agrarias gubernamentales, desafió las lógicas del Estado con obras de bajo costo, materiales rudimentarios, en lugares aparentemente áridos y  ayudado únicamente de los brazos campesinos y el esfuerzo financiero de las ONGs. Así tuvo lugar la represa de Paitan Cucho. Esta obra acabó inspirando el programa Qochas, una enorme inversión pública a nivel provincial liderada por autoridades que antes trabajaron mano a mano con Javier y que dieron lugar a 20 represas, habiendo logrado almacenar 5.000.000.000 litros de agua cuando aún tenían la mitad de las construcciones.  Fue desde esa perspectiva holística basada en la combinación de las tecnologías locales y la sensibilidad por la naturaleza de las culturas indígenas, la que hizo el trabajo de Javier se convirtiera en una política de estado, haciéndose oficial con la creación del programa Sierra Azul, que hasta hoy ha construido alrededor de 300 represas y ha generado miles de empleos en las zonas altoandinas del Perú

Por si fuera poco, en el camino, Javier formó varias generaciones de agrónom@s, recuperó técnicas tradicionales, sembró bosques enteros, inspiró a las autoridades políticas locales mas jóvenes, y aún tuvo tiempo de aportar al desarrollo de la permacultura en Huancavelica.

Y lo que le convirtió en un personaje público no fue la oportunidad de ostentar un cargo de Estado, lo que sucedió en varias ocasiones, si no su capacidad de alejarse de convencionalismos y formalidades de gobierno. Como para él lo principal siempre fueron las personas, se preocupaba y esmeraba por inventar muchas ocasiones de encuentro social en las que se generaban fuertes lazos de amistad y compromiso con el proyecto común.

Fue un director, alcalde y gerente extraordinario, pero también destacó como líder campesino. No le olvidaremos al frente del pueblo de Angaraes en una de las marchas pacíficas mas exitosas que se recuerdan logrando detener el reinicio de las actividades ilícitas de la empresa minera Pampamali que años atrás habían contaminado los ríos y fuentes de agua de Angaraes.

Javier nos deja habiendo transformado la vida de miles de familias empobrecidas. Nos deja muchas lecciones, pasión y coraje. Nos deja un recuerdo limpio, un modelo de inspiración para generaciones enteras.

A Luz, que sigue luchando contra la misma enfermedad, a tus hijas e hijo, a cada una de las personas que pasó por SICRA o forma parte de ella, a cada una de los líderes y lideresas que se han formado contigo, a tus amistades, nuestro más sentido pésame.

15 de enero del 2021

Asociación Madre Coraje.

 

 

+ noticias de Actualidad de Madre Coraje pinchando aquí

+ noticias ‘En primera persona’ de Madre Coraje pinchando aquí

+ noticias de Delegaciones de Madre Coraje pinchando aquí